Hoy vuelvo a alzar la voz porque, mientras el Consejo Nacional Electoral sigue sin arrancar la licitación del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), las dudas crecen y la calle hierve. No es un “detalle técnico”: sin TREP transparente, cada voto queda a merced de la sospecha y del poder de un puñado de burócratas que se ausentan, vetan o retrasan el proceso.
Muchos se preguntan por qué le temen tanto a un software que solo transmite actas escaneadas en tiempo real. La respuesta es sencilla: el que controla la oscuridad controla el resultado; el que abre la luz arriesga el negocio. Por eso hay portones bloqueados, amenazas a consejeras y campañas de miedo que hablan de “fraude digital” mientras ocultan el verdadero fraude: dejar al país sin datos confiables la misma noche de las elecciones.
Mi exigencia —la de miles de hondureños que ya perdieron la paciencia— es clara:
Si el conteo es limpio nadie debería temerlo; si lo bloquean, es porque esconden algo. Yo estoy listo para poner todas las actas sobre la mesa y dejar que hablen los números. El futuro de Honduras se decide con datos claros y ciudadanos vigilantes, no con escritorios vacíos ni con marchas intimidatorias.
Acompañame; tu voto merece la radiografía completa.
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¡Este año el cambio empieza por el primer nombre que aparece en la papeleta!